Los Estados Unidos se convirtieron en la locomotora de la economía mundial. El modelo de vida americano fue exportado por todo el mundo.
Se trataba del "american way of life" que rápidamente sedujo a los europeos, cimentado en el consumo individual de bienes (automóviles, teléfonos, electrodomésticos), impulsado por la publicidad y sostenido por un crédito fácil y las ventas a plazos.
Los espectáculos de masas (cine, deportes, cabarets, teatro), el interés por la alta costura, las nuevas corrientes musicales (jazz, charleston, blues) se conviertieron en objetos de consumo y alimentaron a toda una industria que hasta entonces no había sido significativa (Hollywood, discográficas, moda, etc.)
La prensa conoció un gran esplendor, proliferaron las revistas especializadas, las deportivas, las dedicadas a la mujer. Fenómeno destacado fue el de la radio, cuyas ondas se difundieron por campos y ciudades y comenzó a utilizarse como excelente instrumento de publicidad. Al final de la década existían casi 14 millones de receptores en Estados Unidos.
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